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06/03/2017

Control de HEMORRAGIAS

Estar capacitado puede salvar una vida ante una Hemorragia

Llamamos primeros auxilios a la serie de técnicas y procedimientos que debemos tener en cuenta en situaciones de emergencia o cuando una persona enferma o lesionada precisa ayuda.

La decisión de ayudar depende de nosotros. El detenernos a colaborar o el continuar nuestro camino es una resolución personal. No obstante, si pertenecemos a un equipo de rescatistas, ejercemos la medicina o es parte de nuestro desempeño el prestar primeros auxilios -y estamos en horario de trabajo-, en esos casos, sí tenemos la responsabilidad y la obligación de ayudar, siempre.

En el caso de las emergencias por lesiones, podremos ayudar, por ejemplo, a personas lastimadas con un elemento punzante, a quienes sufren una hemorragia visible en alguna parte del cuerpo o son víctimas de un traumatismo. Hoy conversaremos sobre cómo brindar primeros auxilios en estos casos.

Hemorragias visibles

La pérdida de sangre indica que hubo una ruptura de uno o varios vasos sanguíneos. Si la lesión es pequeña, podremos controlar la hemorragia fácilmente; cuando el flujo sanguíneo es mayor, actuar con rapidez es vital. En todos los casos, mantener la calma y ejercer presión para detener la hemorragia es la mejor opción.

¿Cómo se detiene una hemorragia?

Antes de comenzar o mientras nos vamos acercando al lugar, debemos verificar que el sitio sea seguro, preguntar si hay un botiquín y utilizar guantes y protección ocular, si fuese posible. Luego, localizar el lugar de la hemorragia y presionar con una gasa, tela o toalla limpia, en la zona. Nunca presionemos directamente sobre la herida. Usemos la palma de la mano o las yemas de los dedos para hacer presión con firmeza. Como la verificación de la seguridad del lugar y la obtención de los elementos de higiene pueden demorar, si la víctima responde y puede ayudar, es aconsejable que comience a presionar en la herida por sí misma, mientras aguarda nuestra intervención.

¿Qué debemos hacer si la hemorragia no cede?

En este caso, agregar más gasa o tela absorbente, pero sin retirar la anterior, para así evitar agrandar la lesión. Presionar con más firmeza. El hecho de estar perdiendo mucha sangre podría provocar en la víctima un estado de shock (síntomas: debilidad, mareos, desmayos; piel grisácea o pálida, fría y húmeda al tacto. En ocasiones, además, las personas en shock se encuentran inquietas, confusas o agitadas).

Cuando la hemorragia no se detiene o es muy abundante debemos llamar inmediatamente al número de emergencias. También debemos comunicarnos si la víctima presenta traumatismos o creemos que pudo golpearse la cabeza, lesionarse el cuello o la columna vertebral. Por último, si no estamos seguros de cómo proceder u observamos signos de shock, es preciso solicitar ayuda profesional.

 

HERIDAS SANGRANTES EN LA CARA

Hemorragia bucal

En el caso de que el sangrado se encuentre en una zona visible como las mejillas, los labios o la lengua, presionar en la herida con una gasa o tela limpia aliviará inmediatamente el cuadro. Recordemos verificar la seguridad del lugar y utilizar guantes y protección ocular.

Cuando el sangrado ocurre en lugares de difícil acceso -como las zonas más profundas de la boca-, no podremos utilizar la presión. En estos casos, colocar a la víctima de costado puede ayudar a que no se ahogue y evitar que las vías aéreas se obstruyan con, por ejemplo, un trozo de diente roto. Si la hemorragia no se detiene o la respiración no es normal, llamar inmediatamente a un servicio de emergencias. Mientras, revisar si la víctima registra signos de shock y estar atentos y preparados para realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP).

Hemorragia nasal

Con tranquilidad, indiquemos a la víctima que se siente e incline la cabeza levemente hacia adelante. No debe inclinar la cabeza hacia atrás en ningún caso. Con las yemas de los dedos, presionemos ambas fosas nasales durante un instante para detener la hemorragia. Nunca apliquemos hielo sobre la frente o la nariz. Usar guantes y protección ocular. La presión debe efectuarse en las fosas nasales exclusivamente: nunca presionemos sobre el puente de la nariz.

Si la hemorragia persiste por más de 15 minutos o la víctima presenta dificultades para respirar, llamar inmediatamente al servicio de emergencia.

Los rasguños o lastimaduras menores

Las hemorragias pequeñas son fácilmente controlables. Si estamos en un lugar seguro y disponemos de elementos de higiene, rápidamente habremos solucionado el problema.

Lo primero que debemos hacer es lavar la herida, luego cubrirla con una gasa y presionar para detener la hemorragia. Las cremas antibióticas evitan infecciones y ayudan a la curación.

Hay pomadas que combinan varios antibióticos y suelen ser más efectivas que las que utilizan uno solo. En todo caso, estas cremas deben usarse únicamente en casos de heridas o rasguños superficiales.

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SEDE
  • 25 de Mayo 624, Morón
  • Buenos Aires, Argentina.