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07/09/2023

Descubrimiento argentino abre la puerta a nuevos fármacos contra el cólera

Científicos del país descubrieron como la bacteria que produce esta enfermedad logra colonizar el intestino. De esta forma, se pueden crear nuevos tratamientos para combatirla.

A comienzos de los 90 se dio el último brote de cólera en la Argentina, que afectó a más de 500 personas y 15 muertos. En la región, la enfermedad tuvo varios focos de interés, y suele ser problemático en países con problemas estructurales en materia sanitaria, al punto que cada año fallecen en el mundo unas 150 mil personas. Por eso, lograr nuevos medicamentos que permitan combatir los cuadros graves es fundamental para la lucha contra el mal. En este sentido, un grupo de investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL) descubrió la forma en la que una proteína del microorganismo regula su producción de toxinas, lo que le permite al virus que causa el cólera pasar desapercibida y recién expresarlas cuando se encuentra en una zona más segura para su supervivencia. Este hallazgo podría “dar lugar a terapias que busquen aprovechar este mecanismo y, así, evitar la enfermedad”, destacaron. “Durante cualquier infección, se libra una batalla entre la bacteria que intenta colonizarnos y nuestro organismo, que lucha por combatirla. Los mecanismos de defensa del cuerpo humano y las estrategias de los patógenos para sortearlos son muchos, pero en los últimos años emergió como particularmente relevante uno que involucra las llamadas especies reactivas de azufre (RSS, por sus siglas en inglés): se trata de unos compuestos azufrados que si bien son esenciales para cualquier organismo, en altas concentraciones son tóxicos”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir el biólogo Giuliano Antelo, uno de los autores del artículo publicado en el Journal of Biological Chemistry (JBC) y becario doctoral en el Laboratorio de Fisicoquímica de Enfermedades Infecciosas de la FIL, que dirige la doctora en Ciencias Químicas Daiana Capdevila. La enfermedad la causa una bacteria, denominada Vibrio cholerae, que consigue atravesar las defensas del intestino para colonizarlo y provocar la infección que en los casos graves se caracteriza por diarrea aguda y deshidratación. En las etapas tempranas de la infección, cuando el patógeno recién ha ingresado en el tracto digestivo, se genera una respuesta inflamatoria; en particular, las propias bacterias del intestino comienzan a liberar un exceso de estos compuestos azufrados. “Esto resultaría letal para el microorganismo si éste no tuviera maneras de lidiar con él”, resaltó Antelo. Y añadió: “En este trabajo descubrimos que la proteína HlyU de Vibrio cholerae detecta específicamente RSS y así evita, creemos, la síntesis de toxinas hasta que la bacteria sale de la zona con alta presencia de estas especies y se aloja en la pared, donde tiene más oxígeno y posibilidades de sobrevivir”. El doctor en Química Orgánica Cristian Pis Diez, becario postdoctoral y primer autor del artículo, ofreció más detalles sobre el intrincado proceso bioquímico: “La reacción de HlyU frente a las RSS estará dada, entre otras cosas, por el medio con el que se encuentre la bacteria: si es rico en especies azufradas, como sucede en el lumen del intestino delgado, la producción de la toxina se atenúa, lo que le permite sobrevivir y avanzar con la infección. Una vez que el patógeno llega a la superficie del intestino, en cambio, la menor presencia de azufre lleva a una mayor producción de la toxina”. Esta capacidad de poder regular la activación de la proteína le otorga una ventaja adaptativa, ya que evita que se exprese una toxina en el momento incorrecto de la colonización, cuando despertaría las defensas naturales del organismo, añadió Pis Diez. En los últimos cinco años, el grupo del Laboratorio de Fisicoquímica de Enfermedades Infecciosas de la FIL determinó que las bacterias poseen sensores de compuestos de azufre, los mismos que le dan el olor a podrido al huevo. “Hoy se sabe que esos compuestos son muy importantes en distintos procesos biológicos. En este nuevo trabajo demostramos cómo afectan la capacidad de Vibrio cholerae de regular sus toxinas hasta instalarse de forma permanente en la parte del intestino en la que no está tan amenazada”, describió Capdevila. El cólera se contrae por ingerir agua o alimentos contaminados con la bacteria. Tiene un período de incubación corto (oscila entre 12 horas y cinco días) y si bien la mayoría de las personas son asintomáticas o presentan síntomas leves o moderados, alrededor del 20 por ciento puede desarrollar diarrea aguda con deshidratación grave y correr peligro de muerte. Aunque puede tratarse fácilmente con una solución rehidratante, el cólera sigue siendo una amenaza mundial debido a su impacto en poblaciones que carecen de acceso a una atención sanitaria adecuada. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde mediados de 2021 el mundo se enfrenta a “un agudo repunte de la séptima pandemia de cólera, caracterizado por el número, la magnitud y la concurrencia de múltiples brotes, la propagación a zonas que llevaban decenios libres de cólera y unas tasas de mortalidad alarmantemente altas”.

 

Fuente: Mirada Profesional

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