Los resultados de un ensayo de fase III publicado en la revista The Lancet aseguran que el uso de semaglutida permitió a los pacientes reducir su peso un 15 por ciento.

El mundo sufre una epidemia de obesidad, aseguran los especialistas, lo que genera un enorme problema de salud pública, por la cantidad de recursos que deben usarse para paliar los efectos del sobrepeso. Desde hace un tiempo, las esperanza de tener un medicamento efectivo para perder peso se centran en una droga: la semaglutida. Aprobada en varios países originalmente para tratar pacientes con diabetes tipo 2, este fármaco se volvió una “estrella mundial” porque algunos famosos lo promocionaron, viralizando su uso en redes sociales, lo que disparó la demanda de los propios pacientes. En la Argentina, una de las marcas comerciales del tratamiento, Ozempic, está autorizado sólo para pacientes con diabetes tipo 2, mientras que la otra versión, Wegovy, todavía no recibió autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Esta semana, la posibilidad que esta droga comience a ser formalmente una alternativa contra la obesidad dio otro paso, al conocerse datos de un ensayo de fase III, que confirma que las personas que lo usaron redujeron su masa corporal.

Se trata de un trabajo publicado por la prestigiosa revista The Lancet, que recalcó que los voluntarios lograron bajar en promedio un 15 por ciento de su peso corporal a lo largo de 17 meses, por lo que se consideró “exitoso”. Los especialistas argentinos analizan estos y otros datos, y esperan definiciones regulatorias para recomendar el tratamiento.

El ensayo, se informó, comparó el efecto de semaglutida oral con un placebo en personas con sobrepeso u obesidad que no tenían diabetes tipo 2. El estudio, publicado en The Lancet, duró 68 semanas y se hizo en nueve países con 667 participantes con obesidad y sobrepeso. Los resultados mostraron que las personas que tomaron semaglutida oral en dosis de 50 mg bajaron más peso que las que tomaron placebo (un promedio de 15,1por ciento versus 2,4 por ciento del peso inicial) y también tuvieron más probabilidades de lograr reducciones de peso de, al menos, 5, 10, 15 o 20 por ciento. El fármaco fue combinado con una dieta y actividad física.

De esta forma, el estudio concluyó que la semaglutida oral es un tratamiento efectivo y seguro para el sobrepeso y la obesidad en adultos sin diabetes tipo 2, según el laboratorio que desarrolla el fármaco, Novo Nordisk. Esa organización farmacéutica iniciará a fines de este año el proceso de aprobación ante las agencias regulatorias estadounidense, FDA, y de Europa, EMA. Si es autorizada, esta nueva presentación oral brindaría una alternativa a las personas que no están dispuestas a recibir inyecciones. “Nuestro enfoque se ha centrado principalmente en las personas con diabetes, pero resulta que la gran mayoría de las personas con diabetes tipo 2 también tienen obesidad”, explicó Robert Gabbay, científico jefe de la ADA. “Por lo tanto, tener un medicamento que pueda abordar un problema central para las personas con diabetes es realmente importante, especialmente para aquellos que se resisten un poco o están preocupados por ponerse una inyección”.

En tanto, los especialistas argentinos esperan definiciones más concretas para recomendar su uso. León Litwak, médico endocrinólogo especializado en diabetes, ex presidente de la la semaglutida es uno de los análogos de GLP1, “que son esos medicamentos armados en base a componentes naturales del ser humano. Son unas hormonas que bloquean el apetito, hacen que la comida pase lentamente por el estómago y eso conlleva a un descenso de peso, por supuesto acompañado con el ejercicio y la dieta. Eso ya estaba en marcha hace bastante tiempo con un impacto bastante bueno sobre el peso”. “Lo que ha ocurrido ahora, se ha desarrollado y tiene una gran ventaja, es que, en lugar de ser inyectable, puede ser administradas oralmente.

Ayer a la noche, justamente, fue la presentación oficial de este medicamento y lo que se ve es un efecto muy grande sobre el descenso de peso, igual o un poquito mayor que los componentes inyectables”. Se trata de un fármaco, agregó, que “abre esperanzas, pero mientras el paciente toma el medicamento, porque si no toma el medicamento todos los efectos vuelven para atrás. Es decir, quiero aclarar bien, que esto no es una curación, sino que es un tratamiento”.

Destacó también que se “están desarrollando nuevos fármacos que todavía no están disponibles para su utilización, sino que se están investigando, donde se asocian varias de estas moléculas, entonces el efecto sobre el peso será mucho mayor”.

Fuente: Mirada Profesional