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13/02/2023

Científicos argentinos crean un jarabe con tres fármacos para tratar casos pediátricos de tuberculosis

Es un tratamiento en base a los medicamentos ifampicina, isoniazida y pirazinamida, adaptados a las necesidades de los pacientes menores de edad. En el país, se producen 10 mil nuevos casos de tuberculosis todos los años.

 

Cada año, 10 mil argentinos se contagias de tuberculosis, una enfermedad vinculada con el pasado, que si bien no tiene el impacto en la salud pública que hace décadas atrás, sigue generando casos y muertes, en el país y el mundo. Por la falta de interés de la industria farmacéutica, sus tratamientos suelen considerarse “huérfanos”, y es parte de las llamadas enfermedades desatendidas. Por eso, cuando se busca desarrollar nuevos medicamentos, es una buena noticia. En este caso, científicos argentinos trabajan en un jarabe que combina tres fármacos, y que permite tratar cuadros pediátricos. “La tuberculosis es una enfermedad vinculada a la pobreza y no es de interés de la industria farmacéutica. El tratamiento pediátrico podría considerarse huérfano en la región porque sólo hay un laboratorio a nivel mundial que desarrolla estos comprimidos que son aptos para pacientes pediátricos”, explica Carolina Luciani Giacobbe, una de las responsables del desarrollo. Hoy, una salida provisoria es adaptar el tratamiento de adultos a los niños. Pero hay que partir los comprimidos y mezclarlos en la comida. “Ello atenta contra la aceptabilidad del medicamento por parte de los pacientes y la dosis de adultos no es proporcional a la pediátrica, porque los niños tienen un esquema diferente”, explica la investigadora. Los tres fármacos que se indican habitualmente para la tuberculosis son rifampicina, isoniazida y pirazinamida. La nueva formulación está pensada para niños y niñas de menos de 25 kilos. Se trata de un comprimido (formulación sólida) que puede disgregarse en agua para lograr una suspensión líquida (jarabe).

En 2020 se reportaron más de 10 mil casos y 656 muertes (17 por ciento niños y adolescentes) según el Ministerio de Salud de la Nación. La investigación, desarrollada por científicas de Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (UNITEFA) del CONICET y la Universidad Nacional de Córdoba, está desarrollando una solución para el problema del acceso a los tratamientos: una fórmula pediátrica que incluye los tres fármacos indicados, y que será más amigable con los niños y niñas ya que podrán tomarla en forma de jarabe saborizado. Es un tratamiento de seis meses mínimo durante los que se deben administrar tres fármacos todos los días. Y no sólo se le indica a la persona que se infectó, sino que también se realiza un tratamiento profiláctico a toda la familia. Esta complejidad en la terapia puede generar abandonos y eso puede llevar a que se desarrollen casos de tuberculosis multirresistente. Ello ocurre cuando los fármacos habituales no logran eliminar al patógeno del organismo. La enfermedad se complica aún más y se debe recurrir a otros tratamientos más prolongados e invasivos. La investigadora cree que producir el medicamento en Argentina ayudaría a bajar los costos, según la escala de producción que se logre. Además, facilitaría el acceso a estos medicamentos que a veces son difíciles de conseguir en el mercado internacional. “A su vez, es una estrategia para sustituir importaciones y fortalecer a la industria nacional, la cual se posicionaría cómo referente, ya que estas formulaciones no existen en la región”, apunta.

El grupo de investigación, que también integran Maria Eugenia Olivera (directora), María Laura Guzmán, Karem Arrigoni y Fiamma Barbieri, viene trabajando desde hace años en formulaciones antituberculosas. Lo que hicieron fue mejorar la hidrofilicidad de la rifampicina. Esto facilita que se disgregue en el agua, lo que permite que sea absorbida por el organismo más rápidamente.Para eso utilizaron un excipiente conocido en la industria farmacéutica, llamado CMC (carboximetilcelulosa en su forma ácida), el cual le otorga esa mayor afinidad con el agua. “Estamos en un prototipo de escala laboratorio. Ya vimos que estos comprimidos de rifampicina y CMC se disgregan rápidamente y demostraron mayor biodisponibilidad en un modelo animal y es de esperar que funciona igual en humanos. Ahora estamos evaluando la compatibilidad de los edulcorantes y saborizantes para el desarrollo de la fórmula pediátrica, y asegurar que no afecten a los principios activos”, detalla Giacobbe. Luego realizarán un estudio de aceptación del sabor con jueces adultos y voluntarios. En estos análisis las personas degustan el medicamento a nivel de boca por unos segundos, pero no lo ingieren. El grupo ya trabaja con el laboratorio público PROFARSE (Productora Farmacéutica Rionegrina Sociedad del Estado) que produce medicamentos antituberculosos para adultos y que podría producir esta nueva formulación. De todas formas, el nuevo medicamento debería atravesar un estudio de bioequivalencia con voluntarios sanos para estudiar el perfil farmacocinético de la formulación. “Es importante que el sector público cubra estas necesidades, porque son de gran impacto económico. Aunque sea una pequeña población, el estado debe importar estas drogas desde otros países”, cuenta Giacobbe.

 

Fuente: Mirada Profesional

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