Diseñan un fármaco para combatir las bacterias multirresistentes
Las superbacterias resistentes a los medicamentos son un grave problema de salud pública mundial. La OMS la considera uno de los problemas de salud pública a resolver. Por ejemplo, la resistencia de las bacterias a los fármacos como los antibióticos y los antimicrobianos matará a casi 80.000 personas en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Unión Europea cada año y ejercerá una presión sobre los recursos hospitalarios, ya muy sobrecargados tras la pandemia de covid-19 debido a que los costes para los sistemas de salud y las economías seguirán aumentando.
Además, una de cada cinco infecciones bacterianas es resistente al tratamiento con antibióticos en los países de la OCDE y que las resistencias son responsables de la muerte de alrededor de 79.000 personas cada año en los países de la OCDE y la UE. una cifra que es 2,4 veces el número de muertes por tuberculosis, gripe y VIH y sida combinadas en 2020. Solo en Europa, las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros.
Pero ante grandes problemas grades soluciones. Un estudio en 'Science' presenta ahora una molécula que es un 'superasesino' de estas bacterias resistentes.
La información permitirá desarrollar intervenciones de salud pública más efectivas para frenar la propagación de infecciones resistentes al tratamiento
El nuevo antibiótico diseñado por investigadores de la Universdad de Harvard (EE. UU.) supera los mecanismos de resistencia a los antimicrobianos que han vuelto ineficaces a muchos medicamentos modernos.
Un equipo dirigido por Andrew Myers, muestra que su compuesto sintético, la cresomicina, mata muchas cepas de bacterias resistentes a los medicamentos, incluidas Staphylococcus aureus y Pseudomonas aeruginosa .
«Aunque todavía no sabemos si la cresomicina y medicamentos similares son seguros y eficaces en humanos, nuestros resultados muestran una actividad inhibidora significativamente mejorada contra una larga lista de cepas bacterianas patógenas que matan a más de un millón de personas cada año, en comparación con las clínicamente aprobadas. antibióticos», explica Myers.
La cresomicina es uno de varios compuestos prometedores que el equipo de Myers ha desarrollado, con el objetivo de ayudar a ganar la guerra contra las superbacterias. Continuarán desarrollando estos compuestos a través de estudios de perfiles preclínicos.
Además de nuevos fármacos, es fundamental diseñar estrategias que sensibilicen a las bacterias a los antibióticos existentes y que eviten la selección de resistencia.
Los investigadores llegaron a la cresomicina utilizando lo que llaman síntesis basada en componentes, un método iniciado por el laboratorio Myers que implica construir grandes componentes moleculares de igual complejidad y unirlos en etapas posteriores, como secciones previas a la construcción de un complicado set de LEGO antes de ensamblarlo. a ellos. Este sistema modular y completamente sintético les permite fabricar y probar no sólo una, sino cientos de moléculas objetivo, lo que acelera enormemente el proceso de descubrimiento de fármacos.
No se muestra tan optimista Sara Hernando-Amado, investigadora especializada en ecología y evolución de resistencias a antibióticos del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). En declaraciones a Science Media Centre señala que «una aproximación basada únicamente en el desarrollo de nuevos fármacos no va a resolver el problema de la resistencia a los antibióticos, sino que la solución pasa por un diseño racional de estrategias capaces de restringir la evolución de las bacterias patógenas. Esto es así porque las bacterias evolucionan extraordinariamente rápido, seleccionándose mecanismos adaptativos al encontrarse bajo presión selectiva. De hecho, este mismo grupo describió hace años la eravaciclina, para la que ya se han descrito mecanismos de resistencia en varios patógenos».
Lo que está en juego es claro. «Los antibióticos forman la base sobre la que se construye la medicina moderna», asegura Myers. «Sin antibióticos, no se pueden realizar muchos procedimientos médicos de vanguardia, como cirugías, tratamientos contra el cáncer y trasplantes de órganos».
Aunque matiza Hernando-Amado, «además de producir nuevos fármacos, es fundamental diseñar estrategias que sensibilicen a las bacterias a los antibióticos existentes y que, además, eviten la selección de resistencia; algo que hemos denominado sensibilidad colateral transitoria y que es posible inducir en aislados clínicos resistentes a los antibióticos de P. aeruginosa».
Fuente: ABC Salud