Estos son los beneficios reales de los nuevos fármacos para el alzhéimer
Un reciente estudio aporta datos clave para que pacientes y cuidadores puedan evaluar los beneficios, riesgos y costos de los tratamientos más recientes para el alzhéimer.
En los últimos dos años, se han aprobado nuevos fármacos diseñados para ralentizar la progresión de la enfermedad. Estas terapias, basadas en anticuerpos que eliminan las proteínas amiloides responsables de las placas en el cerebro, incluyen lecanemab y donanemab. Aunque su llegada generó expectativas entre algunos especialistas, la respuesta de los pacientes ha sido más cautelosa.
Según los médicos, muchas personas con alzhéimer y sus familias encuentran difícil comprender lo que realmente significan los resultados de los ensayos clínicos en su vida cotidiana.
Para abordar esta cuestión, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis publicaron un estudio en la revista Alzheimer's & Dementia: Translational Research & Clinical Interventions, donde presentan una nueva forma de explicar los efectos de estos fármacos en términos más concretos y comprensibles.
Utilizando datos sobre la evolución natural del alzhéimer y los efectos de los medicamentos en los ensayos clínicos, los investigadores calcularon cuántos meses adicionales de vida independiente podría ganar un paciente al recibir tratamiento.
Los resultados varían según el fármaco y la etapa de la enfermedad en que se inicie la medicación. Por ejemplo, un paciente con síntomas muy leves podría vivir de forma independiente 10 meses más con lecanemab y 8 meses con donanemab.
«Las personas no quieren conocer un porcentaje abstracto de mejora, sino cuánto tiempo más podrán valerse por sí mismas», explica Sarah Hartz, autora principal del estudio.
A medida que la enfermedad avanza, la pérdida de independencia se da en dos etapas clave: primero, cuando la persona ya no puede vivir sola y, luego, cuando necesita ayuda para su autocuidado. Según el estudio, alguien con síntomas iniciales podría vivir solo durante 29 meses sin tratamiento, mientras que con lecanemab ese tiempo aumentaría a 39 meses y con donanemab a 37.
Para quienes ya han perdido la autonomía, el tiempo de autocuidado sin ayuda externa sería de 26 meses con lecanemab y 19 con donanemab.
A pesar de los beneficios potenciales, estos tratamientos no curan la enfermedad ni la detienen por completo. Solo pueden ralentizar su progresión. Además, implican un alto costo, requieren infusiones periódicas y pueden causar efectos adversos como inflamación o hemorragias cerebrales, generalmente leves pero, en algunos casos, graves.
Aun así, para muchas familias, cualquier mejora en la calidad de vida es significativa. «Mis pacientes quieren respuestas concretas: ¿Cuánto tiempo podré seguir conduciendo? ¿Cuánto tiempo podré cuidarme solo?», señala Suzanne Schindler, coautora del estudio.
En última instancia, la decisión de optar por estos tratamientos no depende solo de factores médicos, sino también de las prioridades y tolerancia al riesgo de cada paciente.
«Nuestro objetivo no es promover ni rechazar estos fármacos», concluye Hartz. «Queremos brindar información clara y útil para que las personas puedan tomar la mejor decisión para ellas y sus seres queridos».
Con información de ABC Salud