La ANMAT no avala el uso de los dispositivos de tabaco sin combustión, la nueva alternativa al cigarrillo
Presentados recientemente como una forma menos dañina de fumar, estos aparatos similares al cigarrillo electrónico no cuenta con el aval de la agencia reguladora argentina, que dice que no hay evidencia de que sean más saludables.
En una reciente presentación, la empresa Philip Morris International lanzó al mercado un nuevo dispositivo para simular la acción de fumar, similar al cigarrillo electrónico, que busca según sus propias palabras competir en un mercado mundial donde miles de fumadores quieren dejar el hábito. Se denomina IQuit-Ordinary-Smoking (IQOS), y podría traducirse como “dispositivo de tabaco sin combustión”, un aparato que según la firma tabacalera simula la acción de fumar “sin humo, sin cenizas y menos olor”, y cuya finalidad sería “reducir los riesgos asociados al consumo de tabaco”. Esta es la primera iniciativa de este tipo, y busca competir contra el cigarrillo electrónico, que hace furor en varios países y que se presenta como una alternativa “menos dañina” a los cigarrillos normales Pero como sucede con este aparato, los dispositivos sin combustión no tienen evidencia de ser más sanos. Así lo informo un reciente trabajo de la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que asegura que no hay evidencia para alentar el uso de este producto. “Seguiría afectando a la salud”, remarca el estudio difundido por la agencia reguladora.
En la actualidad, los dispositivos de tabaco sin combustión son legales en Canadá, Nueva Zelanda, Japón y Rusia, además de algunos países de la comunidad europea. Tanto Estados Unidos como España todavía no autorizaron su uso. Estos aparatos, informa la ANMAT mediante su trabajo al que tuvo acceso MIRADA PROFESIONAL, están compuestos “de una unidad de calentamiento (compuesta por batería, software de control de calentamiento y lámina de calentamiento), los cigarrillos exclusivos (llamados Heets o HeatsSticks) y el dispositivo para realizar la carga de la batería”. Estos cigarrillos, diseñados para ser insertados en la lámina de calentamiento, se parecen mucho a los cigarrillos tradicionales, pues contienen tabaco, papel y filtro y se fuman de manera similar. Sin embargo, son descartables y más cortos. El funcionamiento es simple: la lámina calienta el tabaco de 300° a 350° grados, sin llegar a quemarlos, lo que evita la combustión (pirolisis) y, según afirma el fabricante, la liberación de los productos tóxicos. Además, no desprende humo sino vapor, lo cual los asemeja a los cigarrillos electrónicos. Sin embargo, éstos no utilizan tabaco y, en algunos casos, tampoco nicotina. Para la ANMAT, estos aparatos no ofrecen evidencia de ser más saludables como afirma la empres impulsora, que en el lanzamiento de esta alternativa nombró estudios sobre su efectividad, pero que no fueron publicados ni difundidos. “. Dado que la evidencia no está disponible, no es posible asegurar que los dispositivos de tabaco sin combustión sean menos tóxicos que los cigarrillos tradicionales”, concluyó la ANMAT. Para la agencia reguladora, que depende del Ministerio de Salud nacional, “estaríamos en presencia de un nuevo dispositivo, que seguiría afectando a la salud aunque, según el fabricante, ‘en un grado menor’”. Por otra parte, agrego el trabajo de la ANMAT, como estos dispositivos contienen tabaco, y que tanto su aspecto como ritual y experiencia sensorial resultan bastante parecidos a la de los cigarrillos comunes, los dispositivos de tabaco sin combustión “podrían constituir una nueva puerta de entrada a la adicción, especialmente en ex fumadores que sucumben ante la novedad y retoman el hábito”.
La intención de la tabacalera Philip Morris es insertarse en un mercado que cada vez crece más: el de los productos emergentes al cigarrillo. Según cifras oficiales, estos productos –que incluyen fundamentalmente a los cigarrillos electrónicos y sus partes –factura anualmente unos 13 mil millones de dólares. Además, se estima que tres de cada cuatro fumadores en el mundo quiere dejar el cigarrillo por los efectos en la salud, aunque mantiene el hábito. Los nuevos dispositivos sin combustión parecen estar logrando mejores resultados en el mundo en materia de regulación. En Japón, por ejemplo, están permitidos mientras el cigarrillo electrónico no. Por su parte, la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo concluye que “estos mecanismos de venta de nicotina, sustancia altamente adictiva y tóxica, siguen siendo una manera sibilina de perpetuar un negocio, que provoca daños en la salud de las personas fumadoras y que tan solo persiguen lavar su imagen y continuar con su negocio”.
Fuente: Mirada Profesional