Un fármaco milagroso para la obesidad también reduce la presión arterial
Uno de los medicamentos de moda para perder peso, tirzepatida, también puede convertirse en el tratamiento para la hipertensión arterial (HTA).
Lo muestra un estudio realizado sobre 500 personas con HTA y que tenían obesidad publicado en la revista 'Hypertension'. La administración de 5 mg de tirzepatida durante 8 meses redujo significativamente la presión arterial.
La presión arterial sistólica, o el número superior en la lectura de presión arterial, es un fuerte predictor de muerte cardiovascular mejor que la presión arterial diastólica, o el número inferior.
Hacemos un repaso a las consecuencias de tener presión arterial alta o baja para la salud y a las posibles soluciones usando la alimentación
Se calcula que la HTA en España afecta entre el 33 y el 43% de la población adulta mayor de 18 años, lo que equivaldría a unos 16,5 millones de españoles. Además, está detrás de alrededor del 26% de los fallecimientos en España en 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
A pesar de que se asocia a la edad, su edad de inicio se está rejuveneciendo debido a su relación con la obesidad, dietas no saludables y sedentarismo.
La tirzepatida actúa imitando dos hormonas metabólicas del cuerpo: actúa como agonista del receptor del péptido 1 similar al glucagón (GLP-1) y también como agonista del receptor del polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP). Estas hormonas estimulan la secreción y la sensibilidad de la insulina después de que una persona come. Juntos, hasta ahora se ha descubierto que ayudan a regular los niveles de azúcar en la sangre del cuerpo, ralentizan la digestión y reducen el apetito, lo que hace que la persona se sienta más llena y coma menos, lo que lleva a la pérdida de peso. Por el contrario, el otro fármaco milagro para la obesidad, semaglutida, sólo tiene la hormona GLP-1; no contiene un agonista del receptor GIP.
Estudios presentados en la pasada Reunión Anual de este año de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), mostraban que tirzepatida es superior a semaglutida: no solo lograba un mejor control del azúcar en sangre, sino también en el peso de los pacientes.
La semaglutida está aprobada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y también para el control de la obesidad y la pérdida de peso. De momento, tirzepatida ha sido aprobada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 y para el control de peso crónico en personas con obesidad (índice de masa corporal de 30 kg/m 2 o superior) o con sobrepeso (índice de masa corporal de 27-29 kg/m 2) y al menos una patología relacionada, como HTA, diabetes tipo 2 o colesterol alto.
«Nuestros hallazgos indican que tratar la obesidad con tirzepatida puede ser una estrategia efectiva para prevenir o tratar la presión arterial alta», señala el autor principal del estudio, James A. de Lemos, del UT Southwestern Medical Center en Dallas. «La reducción de la presión arterial en nuestros pacientes en este estudio fue impresionante. Si bien no se sabe si el impacto en la presión arterial se debió al medicamento o a la pérdida de peso de los participantes, las medidas de presión arterial más bajas observadas con tirzepatida rivalizaron con las observadas con muchos medicamentos para la hipertensión».
En general, asegura Michael E. Hall, del Centro Médico de la Universidad de Mississippi en Jackson, Mississippi (EE. UU) «estos datos son alentadores en cuanto a que los nuevos medicamentos para bajar de peso son eficaces para reducir el peso corporal y también para mejorar muchas de las complicaciones cardiometabólicas de la obesidad, incluidas la hipertensión, la diabetes tipo 2 y la dislipidemia, entre otras. Si bien el impacto de cada uno de estos efectos beneficiosos es individualmente importante, muchas de estas complicaciones relacionadas con la obesidad actúan sinérgicamente para aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, las estrategias que mitigan las múltiples complicaciones relacionadas con la obesidad pueden reducir el riesgo de eventos cardiovasculares».
Fuente: ABC SALUD - ESPAÑA